El Parque Natural de Somiedo es el espacio natural que mejor representa los valores naturales y etnográficos de la montaña asturiana. Su quebrado territorio de profundos valles, altas cumbres y bosques perfectamente conservados lo convierten en el santuario de una de las especies más perseguida durante largo tiempo y en grave peligro de extinción, el Oso Pardo.
Los límites del Parque coinciden con los del territorio que abarca el concejo que le da nombre, situado en el sector centro-occidental de la montaña asturiana, y donde se distinguen cuatro valles principales surcados por los ríos Saliencia, Valle, Somiedo y Pigüeña. Junto a ellos se pueden diferenciar otros valles secundarios, como el del Puerto, Aguino, Las Morteras o la Bustariega.
En las zonas más abrigadas y a veces colgados de empinadas laderas 38 pueblos se dibujan en el accidentado relieve somedano. Son aldeas pequeñas y tranquilas que todavía conservan muestras de la arquitectura tradicional, pero debido al fenómeno de la despoblación en su conjunto tan sólo suman unos 1.600 habitantes.
El conjunto montañoso de Somido, reúne tras los Picos de Europa y el macizo de las Ubiñas, las cumbres más altas de la montaña astur. Su techo está en el Cornón con 2.194 metros de altitud, le siguen de cerca la Peña Orniz, los Picos Albos y el Mocosu. La acción glaciar y kárstica han generado al pie de algunas de estas cumbres, las cubetas y circos que acogen a los famosos lagos de Somiedo. El mayor de todos ellos y de Asturias es el lago del Valle.
Entre las cumbres y los valles… los frondosos bosques atlánticos que en esta época otoñal se visten de verdes, dorados, rojos y ocres, todo un lujo para quien pueda visitarlos en está estación. Y en este reducto, el oso pardo, rey de la montaña asturiana, vive tranquilamente, gracias a que algunas zonas son de uso restringido y está prohibido el acceso.
El Oso Pardo, es el animal más emblemático de Somiedo. Perseguido durante siglos pudo sobrevivir en estos rincones agrestes y apartados, gracias a las medidas de protección de la especie. En la actualidad el Parque Natural de Somiedo, junto con el Parque Natural del Narcea, Degaña e Ibias son el refugio de este animal totémico para los montañeses asturianos, del que sólo sobreviven unos 100 ejemplares.
Junto a los lagos, bosques y osos, hay algo que hace de Somiedo un territorio realmente único, el conjunto de Brañas de Corro y cabañas de Teito, asociado a una milenaria cultura pastoril que se mantiene vigente en el siglo XXI. La forma de utilizar los pastos y de manejar el ganado como antaño, ha generado unos modelos de arquitectura tradicional que se mantienen vivos en las brañas somedanas.
Las construcciones son similares a los primitivos castros prerromanos. Sus paredes de piedra seca aparecen rematadas por una techumbre compuesta por una estructura de vigas de madera que están tapizadas con una cubierta o teito, preferentemente de escoba o de otro arbusto parecido, su colocación se conoce con el nombre de teitado.
Los teitos resultan impermeables y pueden soportar las nevadas tan frecuentes en estas montañas. El conjunto de cabañas de teito conforma una Braña vaqueira, junto con prados de siega, fuentes, abrevaderos para el ganado y las olleras, fresqueras hechas de piedra en las que se guardaban las ollas de leche.
Las cabañas son de planta rectangular, con la cuadra en la única planta y el henil en el desván. Junto a la cuadra un reducido habitáculo donde pasaba la noche el brañeiro. Las brañas eran utilizadas durante la primavera y el otoño, ya que en el invierno el ganando era bajado al pueblo y en verano pastaba a mayor altitud.
El patrimonio natural de Somiedo, que le ha valido para la declaración de Parque Natural se ha visto incrementado con la conservación de la diversidad biológica, la conservación de los valores culturales y el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales, por lo que fue declarado en el año 2000 Reserva de la Biosfera.
Este recorrido nos ha vuelto a poner en contacto con la naturaleza más salvaje y a la vez mejor conservada por el hombre, todo un regalo a nuestro alcance para estos meses otoñales. Viajar hasta Somiedo no nos dejará indiferente.
Autor: Nieves Alonso