La Vía Verde del Pas
Desde 1993 antiguos trazados ferroviarios en desuso están siendo acondicionados para poder ser transitados en bicicleta o caminando. Son las afamadas Vías Verdes que tanto placer ocasiona a los amantes del cicloturismo y senderismo. Una opción de tiempo libre y ocio respetuosa con el medio ambiente que nos permite conocer el patrimonio de un territorio de manera segura y cómoda.
Y es por uno de esos tramos ferroviarios que nos vamos a deleitar en un paseo que regala un bello entorno natural y pueblos con historia que nos acerca a las costumbres de un territorio. Pongamos los pedales en marcha y a través de la Vía Verde del Pas hagamos un recorrido por los valles pasiegos cántabros siguiendo el itinerario del anhelado ferrocarril que unía la villa de Astillero y la de Ontaneda.
La línea de vía estrecha que auspicio al ferrocarril Astillero-Ontaneda fue el sueño de los santanderinos que querían comunicarse con la meseta salvando el puerto del Escudo. Los 34 kilómetros de longitud de este ferrocarril fue la primera fase de un proyecto que no llego a culminar con éxito. Tras años de intentos por remontar el proyecto y sin grandes logros en 1976 se cerró definitivamente todo el tramo ferroviario.
Recuperado hoy día como Vía Verde el viejo ferrocarril será el hilo conductor de nuestro paseo en bicicleta. Un paseo accesible, no tiene grandes dificultades y seguro, ya que el acceso al tráfico de automóviles está restringido. Para realizar este paseo tan solo necesitamos una bicicleta y un componente elevado de ilusión y sosiego.
Si el viajero no dispone de bicicleta propia la puede adquirir mediante alquiler en el parking principal del Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Aquí encontrará bicicletas para adultos, para niños e incluso bicicletas adaptadas con sillas para bebes. Así, el paseo se transformar en un tiempo de ocio compartido por toda la familia a la vez que didáctico para los niños.
Con las bicicletas a punto comenzamos a pedalear por el primer tramo del recorrido que discurre entre las localidades de Ontaneda y San Vicente. El circuito de Ontaneda es un bucle cerrado que se inicia frente a la que fue la antigua estación de ferrocarril de la villa, convertida hoy en oficina de turismo.
Tras una corta travesía por el centro de la localidad empezamos a prestar atención a las señalizaciones que indican la dirección de un tramo exclusivo para usuarios no motorizados. Pedaleando con tranquilidad y sin gran esfuerzo llegamos a San Vicente de Toranzo donde antes de volver sobre nuestras pedaladas al punto de inicio nos podemos recrear con un paseo por sus calles.
Con el precalentamiento realizado en el circuito, iniciamos camino por el antiguo trazado del ferrocarril en dirección Santander. Inmersos en la Vía Verde y con la tranquilidad del viajero desocupado, estamos preparados para ir descubriendo los detalles del camino. Lo primero que llama la atención es un puente reconstruido de hierro que se alza sobre el río Pas (Lugar de Interés Comunitario, LIC) que puede ser atravesado por peatones y vehículos ligeros.
Cruzamos el puente y proseguimos con el pedaleo llevando al Pas como compañero hasta llegar al apeadero de San Martín. Continuamos el itinerario bordeando la ladera del valle impregnándonos de los colores y olores del paisaje cántabro. El camino en declive nos conduce al bonito pueblo de Santiurde, capital del municipio.
La Vía nos lleva hasta un antiguo acueducto utilizado para la conducción de aguas. Seguimos ruta para alcanzar la localidad de Penilla, en este tramo abandonamos durante unos metros la Vía Verde y entramos en una carretera que aunque poco transitada debemos extremar la precaución.
Una vez atravesamos la Penilla el camino nos conduce por la orilla del río. Este es un momento en el que podemos hacer un alto para admirar el paisaje, recuperar fuerzas y que los más pequeños puedan campear a sus anchas y jugar en el viejo lavadero que ha sido acondicionado.
Con 12 kilómetros de recorrido a nuestras espaldas llegamos a la estación de Puente Viesgo. Un bonito edificio en su día transitado por viajeros que esperaban la llegada del tren a la hora que anunciaba el reloj del andén que aún se conserva. Hoy este lugar es visitado por viajeros que quieren descubrir el Museo de la Prehistoria que cobija sus paredes.
Toda la familia en marcha y con las bicicletas, como amigas más que compañeras, y tras pasar la localidad de Pomaluengo, el viajero creerá que va mal encaminado ya que recalamos en La Penilla. Pero no se trata de un error de ruta, sino que el nombre de la localidad se repite por lo que la convierte en original.
Aquí, la vieja vía férrea camina junto a una zona arbolada en compañía de río Pisuerga, este tramo resulta muy agradable y relajante, tomamos con calma la senda hasta llegar a La Encina, no sin antes deleitarnos antes el antiguo molino Torrentero ó de La Campanilla.
Llegamos a la localidad de Sarón, próxima al final del recorrido, y abandonamos el valle del Pisuerga para dirigirnos a la zona norte siguiendo las indicaciones que conducen a Obrégón, Santander o Cabárceno. Este tramo debe realizarse con extrema precaución, pues, se abandona momentáneamente la Vía Verde para circular por una carretera que abandonaremos tras llegar junto al desvío de Obregón.
Atravesamos la localidad de Obregón y pedaleamos ya en este último tramo junto al Parque Natural de Cabárceno, en las proximidades de la casilla de información se inicia un nuevo tramo de Vía Verde la que une Astillero con Obregón. Este trayecto es un corto recorrido de 6,3 kilómetros que se realiza por una senda que desciende hacia la mar, reservada a ciclistas y paseantes.
Este tramo verde está tapizado por frondosos árboles y pastos. Además, el cansado viajero encuentra fuentes donde calmar la sed, bancos para reposar, mesas para las viandas y todas las indicaciones señalizadas propias de las Vías Verdes. Esta ruta finaliza en la ría de Solla, en la bahía de Santander, donde un veterano puente metálico del ferrocarril atraviesa el paraje hasta llegar a Astillero.
Como pueden comprobar este viaje en bicicleta es accesible a todos los gustos, para los más intrépidos el recorrido completo unos 34 kilómetros, si los niños no aguantan la marcha encontramos lugares de recreo o realizamos un recorrido más corto, como el último tramo Astillero-Obregón, y si la prisa no es nuestra compañera le dedicamos unos días para relajarnos entre la naturaleza practicando una hermosa manera de hacer turismo…”El Cicloturismo”.
Autor: Nieves Alonso